Análisis Starfield - Una obra magna que se queda... a las puertas del cielo

Starfield es, en resumen, un juego divertido. De hecho, es muy divertido en muchas ocasiones gracias a una magnífica selección de misiones que nos lleva a todos los confines de la galaxia, y a conocer en profundidad a muchos personajes dentro del juego, no como en otros juegos en los que con un par de frases nos hacen pensar que ya los conocemos de por vida. Conversaciones interesantes, interacción con otros personajes de forma realista, y algunas de las mejores misiones vistas jamás en un videojuego convierten al nuevo trabajo de Bethesda en un juego de lo más recomendable. Sin embargo, ¿por qué todo ese odio vertido contra él por parte de muchos jugadores o incluso de la prensa especializada? Aparte de lo que comentamos sobre sus mecánicas de juego, Bethesda ha querido que el jugador se sienta como un auténtico explorador espacial, y esto conlleva en muchas ocasiones tener que hacer cosas de lo más aburridas, muchas de ellas propias de los juegos de esta compañía, y otras nuevas para la ocasión.

Tenemos miles de objetos modelados en el juego repartidos por los planetas o al entrar en una habitación, objetos con los que podemos interactuar, recogerlos, llevarnos o meterlos en nuestro inventario, y que resulta que en su mayor parte no valen absolutamente para nada, cosa que no sabes hasta bien avanzado el juego (más allá de para hacer vídeos de cómo llenar habitaciones de patatas o de papel higiénico y subirlo a las redes sociales). Podremos usarlos para mejorar nuestro equipamiento, pero resulta ineficaz cuando pocas horas después conseguimos mejores trajes o cascos repartidos por cualquier escenario, lo que nos hace sentir un poco ridículos por haber perdido el tiempo mirando taquillas. Esto es solo uno de los muchos ejemplos de opciones que tenemos a nuestra disposición de cosas que no valen para nada y que afectan negativamente el juego, cosas como la gestión del inventario, cansarse al correr durante diez segundos o incluso antes si llevas mucho peso, misiones en las que andaremos más de veinte minutos en línea recta por planetas vacíos porque en Bethesda quieren que sientas lo que sienten los astronautas reales al llegar a la luna (dicho por ellos mismos), o una serie de poderes y habilidades que podemos adquirir y que usaremos poquísimo por no ser nada útiles.

Al final, la lectura que se puede sacar de Starfield es la de tener un juego realmente divertido, maravilloso incluso en algunas zonas, con una duración de más de trescientas horas si quieres hacértelo completo, pero que al menos te entretendrá por unas sesenta, pero que sufre negativamente por culpa de muchas de sus misiones en las que no se hace nada o por mantener algunas mecánicas de juego ya caducadas que nos hacen por ejemplo tener que fijarnos en que no podemos teletransportarnos de un punto a otro si tenemos un kilo de más en el inventario.

En general, los juegos de Bethesda suelen contar con infinidad de opciones para el jugador gracias a tener unos mundos grandes y muy ricos en detalle, con un montón de personajes con sus propias características, y misiones en las que nos cuentan mucho más de su trasfondo. Estas misiones además suelen tener muchas posibilidades a la hora de ser resueltas, lo que lleva a que las opciones de juego se multipliquen. Probablemente hasta hoy, el juego de la compañía con más posibilidades jugables sea Fallout 76, un juego que desde su lanzamiento en 2018 ha sido expandido lo más grande del mundo hasta 2023, y al que a día de hoy le siguen añadiendo contenido. Parece que el objetivo de los creadores de Starfield era crear algo más grande que Fallout 76, con más opciones de juego, más posibilidades, más física, más misiones interesantes a realizar, con más personajes carismáticos, y con más opciones para que el jugador tenga mucha libertad a la hora de realizarlas, y a buen seguro que lo han conseguido. Sin embargo, todas estas opciones hacen que el jugador sufra en muchas ocasiones, especialmente por no explicarlas como es debido.

Tenemos muchos casos en este sentido, como que al principio del juego te expliquen que para viajar a un planeta debes andar hasta tu nave, subirte a ella, sentarte en el asiento del piloto, seleccionar un punto al que ir con ella, ver la consecuente animación, llegar y tener que esperar a que la escaneen para ver si hay contrabando, seleccionar el punto de aterrizaje en el planeta o satélite, y aterrizar en dicho punto probablemente lejos del sitio donde la misión tiene lugar, por lo que hay que ir andando, y todo esto es algo que se puede hacer con un par de clics o selección de opciones dentro de un menú del juego, que están ahí desde el primer minuto, y que nadie te enseña hasta que decides experimentar, lo cual puede ocurrir en el minuto 5 o después de varias horas de aburrimiento por tener que repetir todo este proceso. Y es que uno de los problemas de Bethesda en todos sus juegos es, precisamente, no explicar al jugador muchas de las opciones que tenemos a nuestra disposición, o el tener una serie de menús demasiado simples que resultan confusos de usar, y con los que hay que experimentar, y en Starfield este problema se agrava al tener tantas opciones a nuestra disposición, no solo en menús, sino en la selección de la misión activa, gestión del inventario, el árbol de habilidades, el traje y el casco a usar en cada momento, y en tantas otras opciones que crea una confusión muchísimo mayor que en juegos anteriores de la compañía.

Y es que cuando aprendemos a jugar, a saber qué tenemos que hacer, cómo seleccionar misiones y llevarlas a cabo y cómo equiparnos y usar todas las opciones disponibles, sentimos que tenemos un universo de posibilidades a nuestra disposición, muchas de ellas creadas con el objetivo de que el jugador se sienta como un verdadero héroe dentro de esta historia, totalmente inmerso en ella, con misiones con muchísima libertad en las que podemos usar la persuasión, el sigilo, la agresividad, minijuegos, o incluso misiones alternativas para llevar a cabo un mismo objetivo, y todo esto nos mete de lleno en la historia de una forma que no todos los juegos saben hacer. Desafortunadamente, ni está todo lo bien hecho que debería, ni tampoco funciona en todo momento, lo que le pasa factura en muchas ocasiones.

Muchos años viendo y conociendo detalles de Starfield, y desde el primer minuto la mayor parte de los fans de Bethesda nos imaginábamos lo que nos íbamos a encontrar. La definición que se pensaba desde el primer minuto de ser un Fallout en el espacio o un Skyrim de ciencia ficción le viene que ni pintada, porque es justo lo que nos vamos a encontrar. Eso sí; ser el primer juego que tiene la consola de Microsoft y además en exclusiva le hacen ganar muchos enteros a la hora de compararlos con los demás. A esto hay que añadir la enorme cantidad de detalles que tiene el juego y que lo hacen algo que va un pasito más allá. La enorme cantidad de planetas (muchos de ellos vacíos, eso sí) cada uno con su atmósfera y gravedad y que se puedan explorar, el combate de estilo dogfight de los simuladores espaciales estilo Wing Commander o X-Wing, la enorme complejidad en las historias secundarias, o las enormes posibilidades en muchas de las misiones y todo lo que hay que tener en cuenta para desarrollarlo llevan a Starfield a otro nivel, aunque como también he comentado, también le pasa factura por intentar demasiado y no conseguirlo todo.

A pesar de ser muy parecido a otros juegos, especialmente a Fallout 76, podemos encontrar diferentes géneros más o menos bien representados todos ellos dentro de sus mecánicas, como el sigilo, el combate espacial, o el de disparos en primera persona (FPS), sin olvidar el que vamos a pasar más tiempo desarrollando como es el de la aventura con miles de horas de diálogos entre los diferentes personajes, o el de la exploración usando el escáner para averiguar más sobre las especies de plantas y animales de cada uno de los mil planetas a visitar. Starfield es un trabajo magno que merece un enorme respeto, aunque probablemente le vaya a pasar una factura muy importante tanto a Bethesda como a la propia Microsoft, al ser un desarrollo tan sumamente caro y al que probablemente no vayan a sacar beneficio durante muchos muchos años. Aún así, hay que reconocerles el esfuerzo realizado.

Probablemente sea el juego que mejor rendimiento ha sido capaz hasta ahora de una Xbox Series X. Tampoco es una cosa demasiado llamativa teniendo en cuenta que en casi tres años de vida de la consola de Microsoft, prácticamente ninguna compañía había conseguido mostrar un juego que pudiese ser considerado como algo que no podía correr en consolas anteriores de la compañía, lo que tampoco ha hecho que no muchos usuarios se sientan atraídos por ella, especialmente los que buscan experiencias gráficas sorprendentes. El juego a nivel gráfico es todo un espectáculo, especialmente algunas zonas como la propia ciudad inicial, Nueva Atlántida, o algunas zonas que visitaremos un poco más avanzado el juego como Neón, planeta en el que encontramos una ciudad del mismo nombre y cuyo apartado artístico y técnico podría compararse a una de las zonas más concurridas que se pueden ver en juegos como Cyberpunk 2077 incluyendo su mismo estilo de iluminación. Cientos de personajes en pantalla, una gran animación en general para todos los objetos, un nivel de detalle en armas, cascos, trajes o en los propios personajes, en especial si tenemos en cuenta cómo se comportan, incluyendo la física realista de todos ellos o del comportamiento del personaje en los diferentes planetas, aunque también veamos un comportamiento de lo más absurdo en el agua, que la veremos poquísimo en el juego pero cuyo comportamiento parece que no esté ni tan siquiera pensado y no podamos nadar, ni ahogarnos, ni tan siquiera morir si nos lanzamos desde un kilómetro de altura, aunque tampoco tiene sentido el agua en Dark Souls donde te ahogas nada más tocarla aunque vayas sin armas o armaduras, pero bueno.

A pesar de ser de lo mejorcito visto en consolas o PC a día de hoy, también tiene algunos detallitos que deberían haberse pulido más. Como en todos los juegos de Bethesda vamos a encontrar decenas de fallos en el comportamiento de los personajes, glitches o personajes enganchados en árboles, algunos que aterrizan delante de ti desde el aire, texturas que a veces cargan al estar cerca de ellas, y otros pequeños hechos que para un juego de esta magnitud sean normales y que no afectan para nada, pero que están ahí. De hecho, el engine utilizado para Starfield por Bethesda es una evolución del usado en otros juegos de la compañía, Creation 2 Engine, y se nota para bien en las posibilidades del juego, pero también para mal en muchísimos aspectos como el sigilo, pudiendo ponernos detrás de un personaje que nos ha visto, esperar un par de segundos, y robarle ?sin que se de cuenta?. Obviamente, reprogramar toda la enorme cantidad de acciones que los juegos de Bethesda permiten sería un trabajo impresionantemente grande, por lo que la compañía opta por seguir puliendo el engine y añadirle nuevas opciones, lo que hace que cada vez sea más completo, pero que siga de alguna forma conservando algunos de estos aspectos que deberían haberse eliminado en sus juegos hace ya muchos años y que aún están ahí a día de hoy. Por último, no hay que olvidar que el juego está en completo español, texto y voces, y de una forma realmente muy bien conseguida.