Rizando el rizo, Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition alarga todavía más su duración y redondea el final original añadiendo un largo epílogo, y unas 20 horas más de juego siguiendo la historia principal, las nuevas misiones y desafíos, y las opciones de personalización de nuestra base. Los niveles de personajes se elevan de 60 a 99, por lo que aquellos que quieran conseguir exprimir la aventura al 100% van a sumar decenas de horas extra explorando el vasto mapa del juego. Si la fórmula te engancha, te atrae el planteamiento de las batallas y te gustan los mechas... prepárate para que este cartucho no salga de tu Switch en muchísimo tiempo.

El sistema de combate de Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition apuesta por los turnos pero con un twist, el uso de técnicas especiales rodeando al enemigo, buscando sus debilidades y sus puntos más vulnerables con ataques laterales y por la espalda. En esta versión se ha añadido además una barra especial para reducir el tiempo de enfriamiento entre los golpes especiales, por lo que podemos ir alternando ataques de nuestro grupo, atentos a la efectivadad de cada golpe y causar así un daño masivo... Esto quita un poco de la estrategia del original (que tenía más tiempo a los personajes parados esperando el momento de recarga), pero hace la acción más fluida y espectacular, y el sistema base se mantiene en las espectaculares batallas con mechas. Eso sí, el sistema está muy ligado a los niveles, por lo que nuestra habilidad no va a compensar un salto de 5-10 niveles con los enemigos, y es necesario levear en muchas zonas, especialmente para enfrentarnos a los jefes.

Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition llega a Switch con una larga lista de mejoras, unas realmente muy disfrutables - como el epílogo extendido, que redondea la experiencia y da un final mucho más satisfactorio -, y otras que pueden parece no demasiado importantes sobre el papel, pero que aportan al gameplay: interfaz más cuidada, combates más divertidos, más variedad de misiones, orientación al objetivo más sencilla... Por sus características sigue siendo un juego que derrocha personalidad, un RPG único con incluso dentro de su propia franquicia, pero su enorme escala y opciones no lo hacen accesible para todo el mundo, incluso con las mejoras incluidas. Eso sí, la paciencia para los que le den una oportunidad tendrá una recompensa a la altura.

A nivel técnico, en Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition nos encontramos una pequeña mejora sobre la versión de Wii U, con mejor rendimiento y más estabilidad del motor del juego, mayor definición en los escenarios y efectos más pulidos en las batallas. Esto, unido a un cambio en los modelados de los personajes principales - que ganan en estilo, añadiendo toques manga que los acercan más a otras entregas, así como un mayor nivel de detalle - y a mejoras artísticas y en la distribución de información, hacen que el juego sea todavía más espectacular, claro y divertido de jugar. Y su escala sigue siendo colosal, incluso abrumadora en alguna zona, por la cantidad de zonas accesibles o posibilidades de exploración, especialmente cuando consigamos nuestro robot. La banda sonora sigue funcionando muy bien, aunque es cierto que con algún altibajo en sus temas.

Sin duda, Xenoblade Chronicles X es uno de los juegos más largos que hemos probado, y el título más completo y con más horas de vida de Wii U (siempre hablando del modo single player, claro está). La cantidad de cosas que el juego nos ofrece es sorprendente y abrumadora, superando de largo la experiencia del primer Xenoblade y... La de cualquier otro J-RPG que podamos recordar. Si bien la campaña supera ampliamente las 50 horas, si queremos completar el juego con todas las misiones secundarias nos esperan más de 100, llenas de sorpresas y detalles alucinantes. Si somos realmente completistas y queremos exprimir el juego al 100%, más vale que vayamos despejando la agenda, porque es un reto de más de 200 horas. ¿Y lo mejor? Que las horas pasan voladas gracias a la estupenda e inmersiva historia y al genial sistema de combate.

Con un sistema de batalla a caballo entre los turnos y la acción en tiempo real y todo un planeta para explorar (a pie o en robots de combate transformables, Xenblade Chronicles X se presenta ante el jugador de una forma completamente espectacular y francamente redonda. Los combates son rápidos, espectaculares, tácticos y muy divertidos (más conforme más avanzamos en la aventura), las opciones para luchar libremente están muy bien llevadas (somos nosotros los que elegimos con qué enemigo enfrentarnos, y su escala y dificultad), y vamos a encontrarnos una experiencia de descubrimiento pocas veces vista en un juego de rol, con posibilidades de juego más cercanas a un sandbox.El equipo de desarrollo ha trabajado mucho y muy duro para conseguir unificar todo esto, y aunque hay momentos puntuales menos intensos o redondos (o algún cambio de ritmo un poco forzado) la sensación final es realmente sobresaliente.

Xenoblade Chronicles X no es una secuela del primer Xenoblade>, si no la evolución técnica y jugable de la franquicia Xenogears / Xenosaga, mejorada y pulida hasta crear un título casi perfecto. El sistema de combate, la exploración, las posibilidades que se ofrecen al jugador... Se ha logrado construir un mundo fantástico que realmente queremos explorar, y que además se desarrolla a 2 niveles: por un lado, al principio de la aventura, luchando a pie, y por otro en los gigantescos mechas que iremos consiguiendo (una vez nos hagamos con los recursos necesarios, incluyendo nuestra licencia de piloto). Sin embargo hay un pequeño pero en este conjunto, y es que la escala del juego y las posibilidades de exploración parecen haber perjudicado sensiblemente a la historia, que tiene algún altibajo (justificable dada la duración del juego) y al carisma de los protagonistas, cuyas tramas individuales podrían haberse desarrollado un poco mejor. Con todo, hablamos de un juego brillante y sorprendente, más todavía si lo valoramos dentro del catálogo de Wii U...

¿Realmente estoy jugando en Wii U? La pregunta llega al poco de empezar a jugar, al empezar a imaginar la escala real del juego y el tamaño de los escenarios, increíblemente detallados y plagados de elementos. Los chicos de Monolith han contado esta vez con ayuda de Nintendo SPD, uno de los estudios internos de la Gran N que mejor conoce la máquina. Esto ha permitido que veamos cosas que parecían imposibles en la máquina, como una gigantesca ciudad viva que se mueve en HD sin sombra de problema técnico, espectaculares monstruos que hacen palidecer a los de Final Fantasy XIII, mechas de asalto sencillamente alucinantes y un mapeado colosal (y sin cargas). La banda sonora de Hiroyuki Sawano no ha querido quedarse atrás, y el joven compositor experto en adaptaciones al anime (Seven Deadly Sin, Blue Exorcist) ha intentado compensado con creces la falta de Yoko Shimomura y Yasunori Mitsuda en las composiciones, con un trabajo brillante... Pero no tan redondo como el del primer Xenoblade. El juego nos llega, como no podía ser de otra forma, perfectamente traducido al castellano.