Marc Ecko's Getting Up: Contents Under Pressure - Análisis

La invasión es imparable. Las compañías desarrolladoras toman y se sirven de las tendencias actuales en juventudes y televisiones para dar cabida y forma a sus numerosas apuestas, esperando entrar con buen pie en los nuevos géneros que afloran en todas las plataformas establecidas. Géneros dados a cubrir un espectro urbano de colores, referencias, actitudes y músicas propias del Hip-Hop, rap, house o todo lo que venga recomendado/influenciado por la MTV u otras tantas, y numerosas, vertientes visuales de corte adolescente.

Así, The Collective, en alianza con ATARI, nos trae ?Marc Eckoc?s Getting Up?, un juego diseñado por y para gloria del Graffiti, con este artista como alma e inspiración, para trasladarnos a una ciudad futurista en la que la libertad de expresión en las calles es una batalla que no resulta fácil, pero sí divertida.

Alrededor de 15 horas siguiendo una trama interesante. En el camino, puntos de estilo a recuperar y pruebas especiales en la forma de graffitis en cualquier parte.

Planteado como una sucesión de escenarios cerrados, en los cuales tenemos que pintar/escalar/pelear en nuestra búsqueda por el reconocimiento, ?Getting up? toma elementos tanto de la exploración (hemos de buscar los iconos ocultos de ?Ecko unltd?) como de la pura aventura clásica.
Contando con más de 20 misiones, Con una duración entre las 12-15 horas (20 o más si investigamos y disfrutamos con los graffitis), el juego nos lleva a toda clase de escenarios y situaciones dentro de la ciudad de New Radius. Comenzando como un simple ?Writer? (dibujante de Graffiti) con ínfulas de llegar a ser leyenda y dejar de ser ?Toy? (aprendiz), poco a poco vamos haciéndonos un nombre, al tiempo que profundizamos en los pormenores políticos de nuestra ciudad, para acabar combatiendo contra el mismísimo poder establecido, contra el obtuso gobierno local.

Lo mejor de ?Getting up? es este tono de búsqueda de libertad y expresión, de reivindicación de la juventud, su mensaje y sus ideas; y la forma en la que está llevado a cabo sorprende al tiempo que entretiene.
La estructura es de avance siguiendo los acontecimientos, mientras nos encontramos con multitud de personajes, amigos y enemigos, que en forma de escenas cinemáticas, o encuentros casuales, nos van dando las pistas y claves para ir avanzando en nuestra aventura; misión que sólo necesitará de nosotros encontrar los requisitos solicitados, ya sea un graffiti a pisar (pintar encima de una firma ajena con la nuestra), hacernos con botes de pintura con nuevos colores (venciendo a algún rival), deshacernos de cierta resistencia, pintar en lugares sin ser vistos o, por encima de todo, cumplir con el cupo de firmas a plasmar en los lugares predeterminados.

El mecanismo resulta así gratamente variado y entretenido. En nuestro periplo se alternarán con gran eficacia momentos de diálogos, un par de escaramuzas, una escalada por un callejón, un par de pintadas en total subterfugio; y de nuevo a correr calle arriba a la búsqueda de la expresión definitiva.

Para amenizar un poco el camino, se nos permite una mejora en nuestras disciplinas; ya sea en la forma de luchar (ganando poder y movimientos), como en la de pintar (ganando diseños y colores, para gloria de nuestro ?Black Book?).

Una vez finalizada la aventura, y tras acabar con la represión de expresión, repetir no es una buena iniciativa cuando el único reto que se sostiene es intentar superar nuestras puntuaciones de estilo. Una tarea ardua y complicada, que no nos reporta grandes beneficios pues pocas veces fallaremos en la primera partida si lo hacemos con interés y dedicación.

Control sencillo y variado, con facilidades para pelear, saltar y, por supuesto, para sembrar los muros con nuestra mejor firma.

A la hora de controlar a Trane en las calles y aventuras de la ciudad de New Radius, tres son los elementos jugables; o a la postre, situaciones con las que nos encontraremos.

GRAFFITI?S. En esencia se trata del alma del juego, de su personalidad primera y crucial. Las calles están llenas de ellos, tanto nuestros como de bandas rivales y leyendas locales. Ya sea por decisión propia (en las paredes o espacios delimitados y permitidos para tal propósito) o por obligación para con los requisitos del juego, tendremos que mostrar, spray, pegatina (sticker) o sketcher en mano, lo bueno que somos y lo grande que es nuestro arte.
A la hora de enfrentarnos a la tarea tenemos dos posibilidades. Por un lado, y en el modo sencillo, podemos ejecutar una firma rápida con sólo pulsar un botón. Escogemos el lugar deseado y plantamos allí nuestra impronta/pegatina. Es la mecánica simple para superar algunas pruebas de desafío, llegando siempre en la forma de plantar un número concreto de rúbricas dentro de un límite de tiempo, y en un lugar en concreto (como en un furgón de los CCK sin que nos pillen, o en una pared enemiga).
En la otra mano, disponemos de la posibilidad de entrar en el modo ?vista Graffiti?. Pulsando y sosteniendo el botón indicado, nuestro personaje define una estructura de firma en la superficie escogida, y sobre ella podremos modificar el tipo de dibujo (nuestro nombre en diferentes estilos, con tag?s a ser desbloqueados), el tamaño y el color. Una vez en la selección adecuada, tendremos que guiar el brazo de Trane con el Stick analógico asegurándonos de cubrir todo el espacio marcado por la línea guía. Debemos intentar pintar con suavidad y no hacer gotear la pintura dejando demasiado tiempo pulsado el botón (pintando) sobre un mismo punto, y tampoco superar el tiempo límite que se nos concede para la hazaña.
Dependiendo de la rapidez y la eficacia, se nos otorgará una puntuación de estilo, imprescindible para ir desbloqueando nuevos diseños y posibilidades, así como diferentes extras.

PELEAS. Una vez que nos embarcamos en una pelea, ya sea contra una banda rival o un miembro del CCK (la policía en la ciudad), tendremos la posibilidad de entrar en un segmento de combate. Si bien es cierto que en determinadas secciones se nos premia o insta a actuar con sigilo para no ser descubiertos (contamos con un botón que activa el ?Stealth?), una vez enfrascados contamos con variadas posibilidades.
Por un lado, contamos con un botón para patada y otro para puño, pudiéndolos alternar en diferentes combinaciones, mejorables e intercambiables. Al tiempo, podemos entrar en presas o escabullirnos con rápidos movimientos evasivos (giros en el suelo para sorprender por la espalda a nuestros enemigos).
El mecanismo es sencillo, y alterna la pulsación de botones con la introducción de direcciones. Resulta fácil de controlar por lo fluido del sistema y la curva bien estudiada de dificultad, con pistas/tutorial en el continuo avance, y, aunque no posee la contundencia de títulos como ?Urban Reign?, la verdad es que Trane se deja manejar sin complicaciones, propiciando enfrentamientos vistosos y entretenidos.

SALTOS Y AGARRES. En determinadas situaciones, avanzar por las calles, parques o edificios de New Radius necesitará de nuestras mejores habilidades como escaladores o saltarines. Diseñados los escenarios como espacios cerrados a resolver buscando caminos en lo horizontal o vertical, constantemente se nos llamará la atención sobre saltos a farolas, agarres a cornisas para pasar de una pared a otra, escaladas en las tuberías, etc. Planteados los movimientos con reminiscencias del ?Prince of Persia?, manejar a Trane en estas circunstancias resultará de lo más sencillo y cómodo. Los puntos de agarre/aterrizaje suelen ser obvios, y la maniobrabilidad por entre/sobre ellos no presenta demasiados problemas, puesto que el personaje reacciona solo en cuanto se aproxima al obstáculo (se agarra al momento o activa el movimiento adecuado).

Y quizá éste sea el único punto en contra en un apartado lleno de virtudes. La tendencia por la simpleza, aun dentro del gran abanico de posibilidades que tenemos, tanto en la parte de saltos como en la lucha, acaba configurando una sensación de pequeñas buenas porciones, pero que no sobresale excesivamente en ninguna de ellas. Por suerte, no lo necesita para divertir y apurar con su propuesta.

Aunque el conjunto de sus partes puede ser conocido, su suma crea un conglomerado nuevo y fresco, con elementos innovadores como el dibujo de graffiti

En un juego de las características de este ?Getting up?, el factor más cuidado, además del factor estético, es sin duda la originalidad. Nuevos conceptos rodeando unos modos y estructuras por separado conocidas, pero que al bailar alrededor de la gran incorporación y base del juego, los Graffiti, sirven como salsa, y no como grueso, de un conjunto fresco bien sazonado.
Comenzando por el estilo de juego, urbano, desenfadado, joven y actual. Los diálogos, bienintencionados y simpáticos; los escenarios y decorados, basados en una especie de Nueva York imaginaria; las indumentarias de los personajes, tan reales y asequibles como las de cualquier barrio en cualquier ciudad. En general, todo lo que acontece a la estética a la que encumbra y homenajea, el Hip-Hop, las calles, y, por encima de todo, la expresión. Todo lo que podía esperarse de una obra de Mark Ecko.

A destacar el ?Black Book?, nuestra galería personal de graffitis y pegatinas; el lugar donde vamos escogiendo cómo lucirá nuestro arte y de qué manera personal lo vamos a llevar a la calle. Cuenta con unas posibilidades parecidas a la selección de vinilo en ?NFS? (con plantillas a seleccionar, alterando el color y el tamaño) , y a medida que superemos retos adquiriremos nuevos diseños con los puntos de estilo.
Siguiendo por la música, siempre presente en la forma de ipod personal al que Trane (nosotros) puede acceder en cualquier momento, seleccionando la canción más indicada (ampliable con los puntos de estilo) en la situación en la que nos encontremos.
Y por supuesto, los graffitis, siempre presentes, siempre coloridos y desafiantes.

El juego está plagado de destellos, de pequeños detalles como el hecho de que Trane cambie su apariencia a lo largo del juego, o la presencia de una trama argumental tan elaborada, con personajes, bandas, leyendas y escalada.
También debemos destacar la fusión acertada de géneros para proponer un equilibrio entre pintura, lucha, piruetas y sigilo, siendo esta última parte algo menos relevante pero ciertamente importante, por las misiones que plantea y por los problemas que puede ahorrarnos a la hora de evitar peligros.
En la medida de las inclusiones, hemos de destacar igualmente la presencia de la ?visión de intuición?, efecto que nos abre la primera persona para buscar y encontrar los lugares en las paredes o superficies a marcar/firmar; señalados por una cruz de color variable según sea un objetivo obligatorio u opcional.

En definitiva, un juego que es un compendio de muchas cosas, y todas ellas buenas. En la parte de lo mejorable quizá hubiese venido bien una mayor libertad en cuanto a las decisiones a tomar, quizá proponiendo diferentes caminos o al menos diferentes finales; algo que lo diferencie un poco más de la mecánica del ?NFS: Underground?, por ejemplo. Pero en realidad poco negativo encontramos, más que la suma de las partes, de forma individual, tiene marcadas reminiscencias a otros títulos bien conocidos.

Sonido excelente con una banda sonora absolutamente recomendable. Perfecta traducción y doblaje al español.

La parte técnica es buena si nos centramos en el apartado gráfico, y absolutamente excelente si nos centramos en el sonoro. Veamos y escuchemos:

Atendiendo al modelado de los personajes, destaca la suavidad con la que se mueven (en especial Trane, con sus escaladas) y el aspecto tan estilizado que muestran en sus ropajes. Un diseño que se antoja simple y algo falto de volumen si atendemos a la estructura de los cuerpos, muy dados a parecer algo flacos, o muy bidimensionales. Se hace difícil encontrar salientes que definan o separen el torso de las piernas, y la impresión que queda es la de observar personajes construidos de una sola pieza.
En cuestión de escenarios, debemos recordar que pocas veces avanzamos por un mapeado abierto y lleno de segmentos, sino que en la mayoría de los casos, aun al aire libre, nos encontramos dentro de espacios cerrados y delimitados. En cualquier caso, todos lucen bien definidos, aunque se hecha en falta un poco más de polígonos en la versión PS2, que también adolece de un descenso en la tasa de refresco en determinadas circunstancias. Xbox corre mucho mejor, con el consabido aumento en definición, al igual que el PC. La estabilidad se presenta buena, y aunque encontraremos alguna leve superposición de polígonos aquí y allá, en la mayoría de los casos será fruto de nuestro movimiento de la cámara.
El resultado general es bueno, muy bueno; con gran gusto para la ambientación y la utilización de los colores, siempre en buen uso para camuflar la simpleza en las texturas, ávidas de ser rescatadas por la estrella de la función: los graffiti. Mención especial para ellos, al quedar perfectamente integrados con el fondo y el escenario en todo momento, en toda ocasión.

En cuestiones de cámara, no encontraremos problemas destacables en los momentos de calma o Stealth, pues podemos moverla y explorar a voluntad; aunque al entrar en una pelea, puede que nuestros continuos giros y esquives desestabilicen el centrado en más de una ocasión. Un efecto colateral que no pasa factura real en la jugabilidad.

Pasando a la parte sonora, destacar las canciones, todas ellas pertenecientes a artistas consagrados como RJD2, The RZA, Serj Tankian (System of a Down), Pharoache Monch y Talib Kweli (Trane en la versión USA) con Rakim.
En cuanto al sonido, todo correcto, muy bueno. El silbido del Spray, las sirenas, los golpes, las calles. La ambientación es excelente y nada encontramos realmente reprochable.

Por último, resaltar especial y encarecidamente el excelente doblaje que se ha hecho en la versión española. Voces y textos totalmente en castellano.